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miércoles, 18 de abril de 2018

Como algo que nadie admira (por Anna Świrszczyńska)



Feliz como algo sin importancia

y libre como una cosa sin importancia.

Como algo que nadie admira

y que no se admira a sí mismo.

Como algo de lo que todos se burlan

y que se burla de sus burlas.

Como carcajada sin una razón seria.

Un grito más fuerte que el grito.

Feliz como pase lo que pase

como cualquier pase lo que pase


Feliz

como cola de perro.



5 comentarios:

Pablo M dijo...

La felicidad plena sólo existe en los animales. En los humanos la felicidad siempre tiene manchas o sombras que la empañan y tiñen.

Lloviendo amares dijo...

Por una vez la alegría
del perro jugando con la nieve
en esta mañana que amaneció blanca

Por una vez la alegría
así sin prenostalgias
sin sombras de antepérdida
sin alertas que avisen de su caducidad

Por una vez así
en el siempreahora
animalmente así
para nosotros también así por una vez
la alegría

(SAIZ DE MARCO)

TóTUM REVOLÙTUM dijo...

Negra es la sombra, aunque sea del cisne.

(VICTOR HUGO)

cajón desastre dijo...

Sólo entiendo que en tanto que duermo ni tengo temor ni esperanza, ni trabajo ni gloria; y bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor...

(SANCHO PANZA)

Lloviendo amares dijo...

Y la memoria sigue negándome el acceso allá donde deseo ir, dejándome acceder únicamente a otros lugares y nunca a los que deseo. Estúpida puerta cerrada con llave. Máquina soberana estúpidamente preocupada con su función y su tarea: recordar, preservar indeleblemente, permanentemente. Aunque eso tampoco es cierto. Morirá conmigo, guardián fanático, mísero tirano, burlón, rebelde, duro de mollera, tan invariable y al mismo tiempo tan incierto, despiadado y a la vez sensible, como una masa de carbón con la delicada impronta de una hoja. ¿Cómo puedo entender la memoria? ¿Cómo puedo aceptarla? ¿Redes neuronales, sinapsis, circuitos de McCulloch? No, no hay explicación en este sabio y absurdamente científico sentido; es inútil, hay que dejar que la memoria siga siendo lo que es. La memoria y yo somos un par de caballos que se observan con suspicacia, que tiran del mismo carruaje. Así que vamos allá, inseparable y desconocido compañero mío, mi enemigo, mi amigo.

(STANISLAW LEM)