zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

jueves, 29 de marzo de 2018

Ascendente y profunda (por Blanca Varela)


Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.

Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.

La oscura charca abierta por la luz.

Éramos una sola criatura,
perfecta, ilimitada,
sin extremos para que el amor pudiera asirse.
Sin nidos y sin tierra para el mando.


4 comentarios:

Pablo M dijo...

Pocas veces estamos de verdad con nosotros mismos. Yo a solas conmigo, en una única y unitaria unidad de uno.

Ignatius Reilly dijo...

VOSOTROS LOS NORMALES (Saiz de Marco)

Tal vez en algún sitio y en un pliegue del tiempo los Pol Pots, los Stalins, los Hitlers…, los tiranos y monstruos de la Historia (o quizá sus espectros lavados, depurados) nos recriminarán:



-Yo era un pobre pirado con la cabeza ida, un tipo "iluminado", un loco de remate (y además lo sabíais: se notaba a la legua).



Pero vosotros no.



Vosotros erais cuerdos, personas razonables, seres equilibrados.



Y aun así me dejasteis realizar mis delirios, disponer a mis anchas, salirme con la mía.



Me permitíais todo. Todo me consentíais.



En nada me coartabais.



¿Acaso no debisteis vosotros, los normales, ponerme a buen recaudo, impedir mis desmanes y mantenerme a raya?



¿Por qué no os rebelasteis?



Vosotros que podíais ¿por qué no hicisteis nada?





¿Por qué nunca objetabais mis consignas absurdas, mis sanguinarias órdenes, mis demencialidades?



Si a otros los repudiabais y teníais por lunáticos -y hasta los encerrabais en algún manicomio-, ¿por qué, en cambio, conmigo no hicisteis nada de eso?



¿Por qué me obedecíais siempre y sin rechistar?



¿Por qué no me salvasteis de mí mismo -y de paso os librasteis de mí-… vosotros, los normales?

TóTUM REVOLùTUM dijo...

No hay recuerdo más dulce que el de la alegría que hemos dado.

casa de citas dijo...

El cantaor sin sufrimiento es una guitarra sin cordaje: hace ruido, pero no suena. Las gentes creen, por lo regular, que los ayes y garganteos son presumidos adornos, agilidades, floreos; mentira. Son gemidos, y por eso, según lo que sufre cada cantaor, estruja y moldea las coplas para darles la forma de su queja y el sabor de sus lágrimas.

(REYLES)