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miércoles, 21 de septiembre de 2016

No cuajamos (por César Simón)


Más noche que en las calles cabe en uno
cuando pasa. ¿A qué andamos?
Allá creo que existe una muralla.
Cae la desolación a tierra. Es suelo.
Qué charco. Qué silencio.
El límite, qué claro. Noche cruda,
haznos como tu hielo.

El diamante es duro. Está al final.
El azufre es ardiente. Se rebasa,
se vuelca, llega al más allá. Su triunfo
es un delirio. Oh muerte.

Pero nosotros somos turbios.
No cuajamos.
No vemos bien la sombra.
Y, sin embargo, qué ágiles,
qué fugitivos tras la esquina
subimos por la noche,
huimos, nos perdemos
en los años.


9 comentarios:

hAiKu dijo...

Donde hubo nieve
-pista de esquí en verano-
sólo hay pedruscos.

(CUQUI COVALEDA)

Anónimo dijo...

Muy bueno. Al principio leí productos, pero no. Es PEDRUSCOS.

Aldonza Lorenzo dijo...

Hombro perezoso, por no dar un paso al final da ocho.

Ignatius Reilly dijo...

Es HombrE, no hombro. ¡Esas e-rratas con el e-mail!

Hombre perezoso, por no dar un paso al final da ocho.

ORáKULO dijo...

También se cansa uno de descansar.

carlos cay dijo...

Hay una casa abierta con balcones dorados
y mujeres que venden el placer.
Hay un perro en la puerta de la casa
y hay un hombre que viene de muy lejos.
Pronto será de noche. Ulises, muy cansado,
manda callar al perro y sigue su camino.

(GARCÍA MARTÍN)

TóTUM REVOLùTUM dijo...

Benditos sean los que, no teniendo nada que decir, no dicen nada.

Ignatius Reilly dijo...


De todas las estatuas que adornan el paseo,
ésta es la más absurda, la más inexplicable.
¿Qué cosa hubo en don Fruela gloriosa y admirable?
Yo, puesto a analizar, no le encuentro ni feo.

Lo mismo por la espalda que de frente no veo
en él nada saliente, a excepción de su sable,
pero vivir de un sable es siempre despreciable
tanto en el siglo XX como en el medioevo.

¿Por qué, entonces, te hicieron esta estatua, don Fruela?
¿Por qué existió un artífice que se dio ese mal rato?
¿Por qué el gobierno hispano se gastó en ti la tela?

Hubo otros ciudadanos más dignos de ese trato.
Por ejemplo: el primero que comió mortadela
e inició luego al hombre en el bicarbonato.

(JARDIEL PONCELA)

Ignatius Reilly dijo...


(Ante la estatua de don Fruela II, en el paseo del Retiro.)