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viernes, 19 de agosto de 2016

Vi dos palomas (por Federico García Lorca)


Por las ramas del laurel

vi dos palomas oscuras.

La una era el sol,

la otra la luna.

«Vecinita», les dije,

«¿dónde está mi sepultura?»

«En mi cola», dijo el sol.

«En mi garganta», dijo la luna.

Y yo que estaba caminando

con la tierra por la cintura

vi dos águilas de nieve

y una muchacha desnuda.

La una era la otra

y la muchacha era ninguna.

«Aguilitas», les dije,

«¿dónde está mi sepultura?»

«En mi cola», dijo el sol.

«En mi garganta», dijo la luna.

Por las ramas del laurel

vi dos palomas desnudas.

La una era la otra

y las dos eran ninguna.


3 comentarios:

Agridulce dijo...

Ahora se cumplen ochenta años de su asesinato. En 1931 escribió premonitoriamente (en "Así que pasen cinco años") "Dentro de cuatro o cinco años habrá un pozo en el que todos caeremos".

Al dijo...

Palomitas que zureáis,
¿dónde está mi sepultura?
Ochenta años que busco
y solo veo negrura.
Negro no te quiero negro,
que quiero que les de el sol,
a estos huesos enterrados,
que en Viznar un pelotón
me disparó por la espalda
y me partió el corazón.
Verdes, que los quiero verdes,
adornados de romero,
albahaca y redención.

carlos cay dijo...


Ni Yerma ni la casa de todas las Alba, Los sueños de la prima Aurelia hubiera sido el personaje fetiche de Federico García Lorca si la guerra le hubiera dado un respiro. De hecho, la historia de esa mujer soñadora (una muchacha casadera, encerrada en un pueblo pequeño, rodeada de más mujeres solas que no encuentra un novio a la altura de sus novelas románticas ni de su pasión por el teatro) ocupó en su mente y en sus manos sus últimos momentos antes de que lo fusilaran.

El genio granadino se inspiró en su propia prima, con la que montaba obras de teatro de pequeño y que cantaba como los ángeles. Y hasta quiso hacerse niño para meterse en la obra, con nombre y apellidos, para decirle a esa mujer que la amaba. Sin embargo, el único pretendiente posible para Aurelia es un terrateniente que sólo sabe de números y que hasta se atreve a decirle que no sabe leer. Y Aurelia sólo quiere a alguien que la lleve al teatro. "Cómo se puede vivir sin leer novelas y sin ir al teatro", resuena la voz de Lorca en boca de Aurelia.

(Más en

http://www.elespanol.com/cultura/libros/20160818/148735916_0.html