zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

domingo, 31 de julio de 2016

Cielo (por Claudio Rodríguez)


Ahora necesito más que nunca
mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie,
tras este seco mediodía, alzo
los ojos. Y es la misma verdad de antes,
aunque el testigo sea distinto. Riesgos
de una aventura sin leyendas ni ángeles,
ni siquiera ese azul que hay en mi patria.
Vale dinero respirar el aire,
alzar los ojos, ver sin recompensa,
aceptar una gracia que no cabe
en los sentidos pero les daba nueva
salud, los aligera y puebla. Vale
por mi amor este don, esta hermosura
que no merezco ni merece nadie.
Hoy necesito el cielo más que nunca.
No que me salve, sí que me acompañe.


sábado, 30 de julio de 2016

Que alguien diga he acabado (por Concha García)


Me gustaría ser un hombre de fino bigote

que toma el autobús,

no tiene heladas las manos.

Un hombre de estatura media

al que no le espera el bar,

un hombre que charla

con un conductor de autobús

y le dice: ya he terminado,

por hoy se acabó. Alguien

que sienta que por hoy se acabó

no tener manos heladas.

He acabado, le dice al conductor.

Tiene en los labios un deje de ilusión,

es como si le esperase en alguna parte

otra cosa, no sé definir qué

clase de cosa puede ser

la que haga que alguien

de estatura mediana y con bigote

diga: he acabado. Me pregunto

qué clase de sensación

debe ser esa. Que haya acabado.

Y que probablemente haya acabado,

qué clase de cosa puede ser

la que haga que alguien

de estatura mediana y con bigote

diga: he acabado. Me pregunto

qué clase de sensación

debe ser esa. Que haya acabado

y que probablemente haya acabado.

No sé qué puede haber acabado.

Se le nota en el habla.




viernes, 29 de julio de 2016

Cuántas voces (por Dana Gioia)


Escuchas lo que tiene que decir la casa.
Tuberías ruidosas, fugas de agua en lo oscuro,
muros hipotecados que, inconformes,
se trocan y voces que se apilan en barullo infinito
de quejas cortas, como sonidos de familia
que año tras año has ido aprendiendo a ignorar.
Debes oír las cosas que posees,
todo aquello por lo que trabajaste en los últimos años,
el rumor de los bienes, de cosas averiadas,
partes flojas a punto de caer desprendidas.
Enrollado en las sábanas, recuerda todos
esos rostros que nunca te fue dado amar.
Cuántas voces te habían esquivado hasta ahora,
el horno ventilado, la baldosa bajo el pie
y las acusaciones constantes del reloj
que cuenta los minutos registrados por nadie.
La claridad terrible que trae este momento,
la perspicacia inútil, la oscuridad intacta.


jueves, 28 de julio de 2016

Sin la carga (por Anna Frajlich)


cuando
mi nieto de diez años
escribe la fecha
deja caer de los dígitos
los dos primeros números
-un signo
del siglo
que se deslizó entre nuestros dedos
tan subrepticiamente-

tampoco conoció
el siglo veinte
y el siglo veinte
no lo conoció a él

tal vez será más fácil para él
sin la carga
que tira para abajo
y nos pone al lado
de aquellos que pasaron


miércoles, 27 de julio de 2016

Qué lejos llegarás (por Theodor Seuss Geisel)


Oh, qué lejos llegarás.
¡Felicidades!
Hoy es tu día.

¡Visitarás grandes lugares!
¡Ponte en marcha hacia tu destino!
Con cerebro en la cabeza.
y dos pies en los zapatos.

Elegirás cualquier dirección
que tus pies quieran encontrar.
Andarás por tu cuenta. Andarás y, bien lo sabes,
adónde ir eres tú quien lo decidirá.

Mirarás calle arriba y calle abajo.
Mirarás con cuidado.
Algunos te dirán “En esa dirección no elijas avanzar”.
Pero con tu cabeza llena de cerebro
y tus zapatos llenos de pies,
eres demasiado listo para meterte
por ninguna calle que no debas transitar.

Y puede que no encuentres ninguna por la que quieras viajar.
En ese caso, por supuesto,
te dirigirás directamente fuera de la ciudad.

Al aire libre se está estupendamente.
Y hay mil cosas que pueden pasar y a menudo pasan
a gente con tanto cerebro y tantos pies como tú.

Y cuando las cosas empiecen a pasar, no te preocupes. No te enojes.
Sigue recto hacia delante. Tú también empezarás a ocurrir.

¡Oh, qué lejos llegarás!
¡Estarás en marcha! ¡Verás grandes cosas!
Te unirás a personas ambiciosas
que volarán muy alto.

No te quedarás atrás,
porque tendrás la velocidad suficiente.
Pasarás a toda la pandilla
y pronto irás en cabeza.

Donde quiera que vueles,
serás el mejor de los mejores.
Donde quiera que vayas,
superarás a todos los demás.

Excepto cuando así no sea.
Porque, algunas veces, no será.
Lamento decirlo así pero, tristemente,
la verdad es que Bang-ups y Hang-ups pueden ocurrirte.

Puedes quedarte colgado de una rama con espinas.
Y tu pandilla te pasará volando.
Te quedarás plantado.
Del plantón por fin saldrás,
con una fea magulladura que exhibir.

Y habrá veces
en que caerás en un descenso.
Cuando estés bajando,
no será divertido.
Y des-bajarte será un trabajo duro.

Llegarás a un lugar
donde no están marcadas las calles.
Verás algunas ventanas iluminadas
pero sobre todo ventanas oscuras.

¡Un lugar en que podrías torcerte a la vez el codo y la barbilla!
¿Te atreves a quedarte?
¿Te atreves a entrar?
¿Cuánto puedes perder?
¿Cuánto puedes ganar?

Y si entras, ¿deberías girar a la izquierda o a la derecha…
… o justo tres cuartos?
¿O tal vez no tanto?
¿O dar la vuelta y asomarte desde atrás?

Aun siendo un tipo con mente despierta,
me temo que descubrirás
que no será fácil despertar tu mente.

Puedes acabar tan confundido
que empieces a correr a toda prisa
por largas carreteras sinuosas a paso aterrador…
Y vagando durante millas
a través de salvajes páramos inexplorados
dirigiéndote, me temo,
hacia los sitios más inútiles.

El lugar de la espera
…para gente que sólo espera.
Espera un tren que tomar,
o un autobús que llegará, o un avión al que subir,
o el correo por llegar, o la lluvia que caerá,
o el teléfono que sonará, o la nieve que nevará,
o esperan alrededor de un Sí o un No,
o esperan a que les crezca el pelo.

Todo el mundo está simplemente esperando
Esperando a que el pez pique,
o esperando al viento para volar una cometa,
o esperando la noche del viernes,
o esperando, quizá, a su tío Jake,
o a que hierva una cazuela, o un Better Break,
o un collar de perlas, o un par de pantalones,
o una peluca con rizos, u otra oportunidad.
Todo el mundo espera sin más.

¡NO!
¡Eso no es para ti!
De algún modo escaparás
de toda esa espera y espera.
Encontrarás los sitios brillantes
donde está tocando la Boom Bands
con las banderas ondeando, una vez más.

¡Hasta arriba remontarás!
Listo para cualquier cosa bajo el cielo.
¡Listo porque tú eres de esa clase!

¡Oh, qué lejos llegarás!
¡Que divertido será!
Hay puntos que anotar.
Juegos que ganar.
Y las cosas mágicas que puedes hacer
con esa pelota que te hará el ganador más ganador de todos.

¡Fama!
Serás tan famoso como famoso se pueda ser,
con el mundo entero viéndote ganar en la tele…
Excepto cuando no lo hagan.
Porque algunas veces no lo harán.

Me temo que algunas veces también jugarás juegos solitarios.
Juegos en que no puedes ganar
porque jugarás contra ti mismo.

Totalmente solo, te guste o no.
Solo será algo que sentirás bastante.
Y cuando estés solo,
hay muchas probabilidades de que encuentres cosas
que te asustarán hasta que te mees en los pantalones.

Hay cosas, carretera abajo entre la ceca y la meca,
que te asustarán tanto que no querrás seguir.
Pero seguirás aunque el clima sea insoportable.
Seguirás aunque tus enemigos te ronden.
Seguirás aunque el hakken-Kraks aúlle.
Remontando un montón de riachuelos aterradores,
aunque los brazos puedan escocerte
y tus zapatos de lona empaparse.

Sin parar caminarás.
Y sabes que llegarás lejos y
encararás tus problemas, sean cuales sean.
Te enredarás, por supuesto, como ya sabes.
Te enredarás con muchos pájaros extraños, y seguirás.

Asegúrate cuando des un paso.
Pisa con cuidado y gran tacto,
y recuerda esto:
La vida es un gran juego de equilibrio.
Nunca olvides ser diestro y hábil.
Y nunca enredes tu pie derecho con el izquierdo.

¿Tendrás éxito?
¡Si! ¡Lo tendrás, sin duda!
(98 y tres cuartos por ciento garantizado)

¡Chico, moverás montañas!
Así que, te llames Buxbaum,
o Bixby o Bray
o Mordecai Ali Van Allen O’Shea
¡a grandes lugares llegarás!
¡Hoy es tu día!
Tu montaña te espera.
¡Así que ponte a caminar!


martes, 26 de julio de 2016

Filamentos de sí misma (por Walt Whitman)


Una araña paciente y silenciosa,
vi en el pequeño promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para explorar el vasto
espacio vacío circundante,
lanzaba, uno tras otro, filamentos,
filamentos, filamentos de sí misma.

Y tú, alma mía, allí donde te encuentras,
circundada, apartada,
en inmensurables océanos de espacio,
meditando, aventurándote, arrojándote,
buscando sin cesar las esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda el puente que precisas,
hasta que el ancla dúctil quede asida,
hasta que la telaraña que tú emites
prenda en algún sitio, oh alma mía.


lunes, 25 de julio de 2016

Recuérdame (por León Molina)


Tomo un libro que ha estado
décadas en la estantería.
En la primera página
veo una nota manuscrita:
"Recuérdame", seguida
de un nombre de mujer.
Pero no la recuerdo.
Y me aflijo pensando.
No en ella
sino en mí.



domingo, 24 de julio de 2016

Esa cosa con plumas (por Emiliy Dickinson)


La esperanza es esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y entona melodías sin palabras,
y no se detiene para nada,

y suena más dulce en el vendaval;
y feroz tendrá que ser la tormenta
que pueda abatir al pajarillo
que a tantos ha dado abrigo.

La he escuchado en la tierra más fría
y en el mar más extraño;
y nunca, ni en la mayor adversidad,

me pidió una migaja.


sábado, 23 de julio de 2016

Invento amaneceres (por Pedro Martínez)


Esta soledad que arrasa el rescoldo de la risa,

lloro en mi sima ensimismada, laúd muerto,

hambre de no dormir ya entre tus labios,

invento amaneceres a tu lado.


Brisa de colibríes, el amor como un óxido

que cubre la cansada osamenta de la espera,

la inocente guardia en las esquinas

para verte pasar y nunca pasas.


Silencio metálico de campanas mudas,

nadie escucha caer las hojas de los días,

vida vacía, atroz espera sin alas.

Me duele todo menos tú, menos pensarte.



viernes, 22 de julio de 2016

Metal (por Tarso de Melo)


cada día un poco de la mano se queda en las palancas,

los cabellos se incorporan a los engranajes, renacen

sus dientes en las roldanas, manivelas instigan

y después sorben sus músculos, la boca de la máquina

escupe brazos, piernas, grita su canción monótona,

el sudor lubrifica las poleas, hierve los surcos del tornillo

(ideas ahora son de acero, el sueño vive en el aluminio)


el día entero se consume en ese trueque;

gastada, la vida

en breve cruzará la ciudad deshecha en cien caballos,

en brasa, trocada por mil quinientas cilindradas


jueves, 21 de julio de 2016

Sino la luz y el aire (por Eduardo Mitre)


Cada vez más pienso en ti

ya sin imágenes,

sin recordarte casi.


Te me has vuelto un adentro

donde no cabe nadie

sino la luz y el aire


y tu nombre esquivo

como una mariposa

posada en el silencio


lista para alzar el vuelo

apenas mis labios

se aproximan para nombrarte



miércoles, 20 de julio de 2016

Confesiones de una máquina lectora (por Wislawa Szymborska)


Yo, Número Tres Más Cuatro Dividido Entre Siete,
soy famosa por mi amplio conocimiento lingüístico.
He logrado ya reconocer miles de lenguas,
que a lo largo de su historia
han utilizado personas ya muertas.

Todo lo que escribieron con sus signos,
a pesar de estar cubierto de estratos de catástrofes,
lo extraigo y reproduzco
en su forma original.

No son fanfarronadas:
leo incluso la lava
y hojeo las cenizas.

Explico en la pantalla
todas las cosas citadas,
cuándo fueron hechas,
y de qué, y para qué.

Y ya completamente por mi propio impulso
estudio algunas cartas
y corrijo en ellas
las faltas de ortografía.

Lo reconozco, ciertas palabras
me crean problemas.
Por ejemplo los estados llamados “sentimientos”
no consigo hasta ahora explicarlos de forma exacta.

Lo mismo con “el alma”, palabra rarilla.
De momento concluyo que es un tipo de niebla,
en teoría más duradera que los organismos mortales.

Sin embargo, mi mayor problema es la palabra “soy”.
Tiene la apariencia de una acción común,
realizada de forma general, pero no colectiva,
en un antetiempo presente,
de aspecto imperfectivo,
si bien, como se sabe, ya hace mucho perfectivo.

¿Pero basta eso como definición?
Tengo en las conexiones rugidos y crujir de tornillos.
Mi botón para la Central humea en lugar de brillar.

Creo que pediré la ayuda fraternal
de mi colega Dos Quintos De Cero Dividido entre La Mitad.
Es cierto que es un loco conocido,
pero tiene buenas ideas.


martes, 19 de julio de 2016

Yo sé que algo sucede (por Sara Mesa)


Caen las horas como gotas de aceite,

pesadas, lentas, doradas, tibias.

El aire está inflamado de plegarias,

de cánticos oscuros y enigmáticos.

Yo sé que algo sucede.

Debe de ser que es jueves y algo pasa los jueves.

Debe de ser que es lunes y algo pasa los lunes.

Debe de ser que es sábado y algo pasa los sábados.

¿Por qué no quedan huellas de mis pies

en este asfalto ardiente?

Debe de ser que no peso bastante.

Debe de ser que está lejos la arena.

Debe de ser que el tiempo pasa lento

y aún no te he encontrado.


Se suceden las horas como un hondo rosario,

como un rosario en sombras.

Yo debería pensar ahora en otras luces,

nadar con otros peces.

Aquí estoy resguardada.

La lluvia no me moja.

Mis párpados se cierran sin asombro.


El tiempo pasa lento;

no duele, no me toca.



lunes, 18 de julio de 2016

Sobre la niebla de todos los caminos (por Vicente Huidobro)


Una tarde como ésta
te busqué en vano
Sobre la niebla de todos los caminos
me encontraba a mí mismo
y en el humo de mi cigarro
había un pájaro perdido

Nadie respondía

Los últimos pastores se ahogaron
y los corderos equivocados
comían flores y no daban miel

El viento que pasaba
amontona sus lanas
entre las nubes
mojadas de mis lágrimas

A qué otra vez llorar
lo ya llorado
Y pues que las ovejas comen flores
señal que ya has pasado



domingo, 17 de julio de 2016

La llama (por Fina García Marruz)


Haces de fuego hacen arder

los rollos inservibles de películas,

las variantes violinísticas de un hueco

de agua, de una escalera rodante,

las cómicas variantes de cualquiera

de nuestros sucedidos diarios.

Haces de fuego borran

el trabajo inaudito de lograr lo simple.

Mientras otros se jactan del monto de su esfuerzo

tú lo ocultas, como hace la flor, o hace el arte.



sábado, 16 de julio de 2016

Tan realmente dolor (por Fernando Pessoa)


Me sucede a veces, y siempre que sucede es casi de repente, que surge en medio de mis sensaciones un cansancio tan terrible de la vida que ni siquiera se da la hipótesis de un acto con el que dominarlo.

Para remediarlo, el suicidio parece inseguro; la muerte, incluso supuesta la inconsciencia, todavía poco. Es un cansancio que ambiciona, no el dejar de existir —lo que puede ser o puede no ser posible—, sino algo mucho más horroroso y profundo, el dejar de siquiera haber existido, lo que no hay manera de que pueda ser.

Creo entrever, a veces, en las especulaciones, en general confusas, de los indios algo de esta ambición más negativa que la nada. Pero o bien les falta la agudeza de la sensación para relatar así lo que piensan, o les falta la acuidad de pensamiento para sentir así lo que sienten. El hecho es que lo que en ellos entreveo no lo veo. El hecho es que me creo el primero en entregar a las palabras el absurdo de esta sensación sin remedio.

Y la curo con escribirla. Sí, no hay desolación, si es profunda de verdad, si no es puro sentimiento, pero participando en ella la inteligencia, para que no exista el remedio irónico de decirla. Cuando la literatura no tuviese otra utilidad, ésta, aunque para pocos, la tendría.

Los males de la inteligencia, desgraciadamente, duelen menos que los del sentimiento, y los del sentimiento, desgraciadamente, menos que los del cuerpo. Digo «desgraciadamente» porque la dignidad humana exigiría lo contrario. No hay sensación angustiada del misterio que pueda doler como el amor, los celos, la nostalgia, que pueda sofocar como el miedo físico intenso, que pueda transformar como la cólera o la ambición. Pero tampoco ningún dolor de los que destrozan el alma consigue ser tan realmente dolor como el dolor de muelas, o el de un cólico, o (supongo) el dolor del parto.


viernes, 15 de julio de 2016

Donde surge hongo o larva (por Renato Pita Zilbert)


Compárala

con la mancha negra sobre la historia muerta

que suprime una laguna por ejemplo.

compárala con lo otro que es el estiércol cenizo

de un ave azul o de un silencioso lagarto verde azul y verde

dos cónclaves invisibles a ti.


ahí donde surge hongo o larva es un lugar mejor

que la historia muerta en tus ojos o manos.


la pulpa y el acopio duermen extraños a ti y la paciencia

del cuerpo de una madre es simple y la tierra es simple

ahí donde se reintegran los nutrientes, entonces

el seno es simple y sin embargo total y redondo y cónclave


Pero tú no eres simple, ni tu historia.

jueves, 14 de julio de 2016

El alma es una región (por A.R. Ammons)


El alma es una región sin fronteras definidas:

no es seguro que una pradera

pueda abarcarla

o que una cordillera pueda contenerla:

flota por sí misma como la masa continental,

que cuanta más altura alcanza

más profundamente extiende sus cimientos

(de modo proporcional):

no todo se da de la misma manera: hay ramificaciones:

sistemas fluviales como sombras de árboles invernales

contra las colinas: ramas, paseos, altos lagos:

pantanos plagados de lirios:


su clima es variable: inundaciones

destruyen su interior, alteran

la distribución del peso, la naturaleza del contenido;

por él se desplazan los remolinos

o giran quietos como formas aisladas: viene la luna:

hay espacios muertos: ciénagas surgidas

de sí mismas, un crecimiento hacia la destrucción

del crecimiento,

cambio de papeles,

el álamo y el roble invadidos por la turba: piedras

semipreciosas y preciosos metales de la ciénaga al pantano:


es un área de equilibrio, en verdad, estabilizada,

oscura agua salvaje, feroces anguilas, contracorrientes:

un habitat, la ecología y las formas

se necesitan mutuamente

tolerante, no del todo autodestructivas: una corteza a flote:

escoria, espuma de lo profundo y naturaleza diversa:

pero también más profundas que lo profundo: torbellino y vacío:


puede ser esférico, luz y conocimiento apenas

iris y pupila abriendose

a los oscuros métodos de la vista: vaivén,

rupturas y cicatrices,

remolinos y quietud: viene la luna: terreno.

miércoles, 13 de julio de 2016

De rebaños mortales (por Thomas Lovell Beddoes)


Escucha el eco de los pasos del Tiempo,
esos momentos se han perdido
en el desconocido sepulcro de los años.
Tu nombre se ha desvanecido en el olvido,
hundido para siempre en las aguas del pasado,
convertido en sagrada roca, adorado
por las custodias del valor, de la fuerza y del bien.
El futuro se pasea con jóvenes alas sobre el mar,
naciendo detrás del vuelo, invisible para el siglo humano;
con sus cien pasos indolentes,
masticando el mundo desde el exterior,
pasando suave sobre las almas mortales.
Así le canto al Tiempo, al coloso del universo,
que con cada pie sumido en la Oscuridad
se desliza silenciosamente.

Nubes de muerte se abaten sobre nosotros,
es en vano luchar contra la marea;
todos debemos hundirnos desgarrando el aire.
Con frenético dolor nos enfrentaremos a la Fama.
Podemos pensar en la Eternidad,
de quien el Tiempo es esclavo,
sometido y arrastrado por las sombrías
fronteras de la destrucción.
¿Serán estas palabras el eco de nuestro destino?
Tal vez nuestros temblorosos pensamientos
jamás se perderán, escritos en las inmutables estrellas
como orgullosas aves; como los reyes de antaño
en sus tronos de mármol,
sonriendo con la luz del relámpago.
Buceando en aquel mar del espíritu,
de rebaños mortales; finalmente nos hundiremos.
Nuestro rostro será pintado de arcilla,
de nuevo en el vientre de la Madre Tierra,
mientras nuestra alma, en peregrino vuelo,
persigue un nacer más brillante.


martes, 12 de julio de 2016

Llevadme con vosotras (por Gustavo Adolfo Bécquer)


Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!


lunes, 11 de julio de 2016

Informan la materia (por Jaime Siles)



El que camina y va

y el que regresa


El que está en un lugar

y el que ha venido


El que está inmóvil

y aquel que no ha tornado


El que sólo es el tiempo

de un espacio distinto


El que nunca es el tiempo

ni tampoco el lugar


El que es y no es

el que será y ha sido


El que era agua

y ahora es sólo aire


El que era tierra

y ahora es sólo agua


El que era aire

y ahora es sólo tierra


Informan la materia

de este mismo lugar

donde el que es ya era

y el que será ya ha sido

porque son la materia

de este mismo lugar...



domingo, 10 de julio de 2016

Piensa en la tejedora (por Rosario Castellanos)


I


Considera, alma mía, esta textura

áspera al tacto, a la que llaman vida.

Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos

y en el color, sombrío pero noble,

firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.

Piensa en la tejedora; en su paciencia

para recomenzar

una tarea siempre inacabada.

Y odia después, si puedes.


II


Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?

¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?

¿Castrar al potro Dios?

Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando

magníficas criaturas,

seres salvajes cuyos alaridos

rompen esta campana de cristal.

sábado, 9 de julio de 2016

En silencio (por Bertolt Brecht)


Hoy, domingo de Resurrección, muy de mañana
una nevada azotó de repente la isla.
Había nieve entre las plantas verdes. Mi hijo
me llevó hasta un damasco pegado a la tapia de la casa
apartándome de una poesía en la que denunciaba
a quienes preparaban una guerra que
al continente, a la isla, a mi pueblo, a mi familia y a mí
nos puede tragar. En silencio,
cubrimos con un saco
el árbol a punto de helarse.



viernes, 8 de julio de 2016

Hombres que excavan (por Daniel Faria)

Hombres que trabajan bajo la lámpara
de la muerte
que excavan en esa luz para ver quién ilumina
la fuente de sus días

Hombres muy doblados por el pensamiento
que vienen despacio como quien corre
las persianas
para ver en lo oscuro el primer manantial

Hombres que excavan día tras día el pensamiento
que trabajan a la sombra de la copa cerebral
que podan la piedra de la locura cuando aplastan las pupilas
Hombres todo blancos que abren la cabeza
en busca de esa piedra definida

Hombres de cabeza abierta expuesta al pensamiento
libre. Que vienen despacio a abrir
un lugar donde amanezca.
Hombres que se sientan para ver una mañana
que excavan un lugar
para la salida.

jueves, 7 de julio de 2016

En qué palabra (por Sara Mesa)


Quién hay, quién es, quién está hablando ahora

qué palabra, dime paloma

de párpados violáceos, dime

paloma hinchada

qué palabra pronuncia qué persona

qué cuerpo qué garganta qué leche qué saliva.

He de saber en cuál

en qué charca en qué arroyo

en qué pantano sucio en qué

lavabo en qué tubería rota en qué

estanque de nieve

en qué estanque podrido en qué

vertido

he de beber yo ahora. He de saber

en qué palabra en qué idioma en qué

lenguaje he de decir

qué cosa y a qué oreja

a qué persona a quién

que interprete, que escuche

que entienda ahora estas gotas que penden de mis labios.

miércoles, 6 de julio de 2016

Sin ningún instrumento (por Adam Zagajewski)


Está solo en el escenario
sin ningún instrumento.

Se pone la mano en el pecho
allí donde nace el aliento
y donde se apaga.

No son las manos que cantan,
ni tampoco el pecho.

Canta lo que está callado.


martes, 5 de julio de 2016

Con el oscuro fondo del que dependes (por Gottfried Benn)


Toma en lo hondo de ti la campanita china

y cuando llegue la lila, mezcla ésta también

con tu sangre, tu dicha y tu miseria,

con el oscuro fondo del que dependes.

Lentos días. Todo superado.

Y no preguntas si principio o fin,

luego tal vez te llevarán las horas

todavía hasta junio, con sus rosas.

lunes, 4 de julio de 2016

Tren de ganado (por Horacio Castillo)


Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Asomados por el tragaluz mirábamos la inmensa llanura.
De pronto un mugido nos traía el recuerdo de Ifigenia
y volviéndonos hacia nuestros hijos los apretábamos contra el pecho.
¿Qué es aquello? El sol. ¿Qué es aquello? Una nube.
Habíamos olvidado el color del mar, el olor de la lluvia.
Los que sabían de estrellas habían olvidado sus nombres
y les dábamos los nombres de nuestros hijos para orientarnos al regreso.
¿Qué es aquello? Un árbol. ¿Qué es aquello? Un río.
Y un canto gregoriano se elevaba a nuestro alrededor,
hablaba por todos los destinados al sacrificio.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
La leche se había agriado en los pechos de las madres,
peinábamos nuestro cabello y se convertía en ceniza.
¿Qué es aquello? Un pájaro. ¿Qué es aquello? Una piedra.
Y bajando la cabeza ocultábamos nuestro rubor,
cortábamos en silencio las uñas de los muertos.
Somos inocentes, gritábamos desde los trenes.
¿Era de noche o de día? ¿Estábamos vivos o muertos?
Bebíamos al atardecer el vino de los ciegos,
soñábamos todavía con un bosque de orquídeas.
¿Qué es aquello? Arena. ¿Qué es aquello? Niebla.
Y la vida escapaba como un murciélago entre las sombras
y nos dormíamos con una inusitada mansedumbre en la mirada.
Después nuestros ojos se volvieron como los ojos de las estatuas,
miramos nuestras manos y había desaparecido la línea de la vida,
y desde la estiba se elevó el ronco yambo
gimiendo por ti, por mí, por todos nuestros compañeros.
Sólo quedaron detrás nuestro líneas etruscas,
cantos de cera navegando hacia el sol,
y a nuestro lado siempre tú, piadoso coro,
tú, alma mía, vaca coronada de nardos y violetas.


domingo, 3 de julio de 2016

A mí se me ha llevado sólo la juventud (por Miguel D' Ors)


Decir pestes de él tiene, sin duda,

un sólido prestigio literario

-tacharlo de asesino, por ejemplo,

o compararlo con

uno de esos ciclones con nombre de corista

que pasan y que dejan en los telediarios

un paisaje de grandes palmeras derrocadas

y uralitas errantes,

o simplemente lamentarlo a base

de tardes y de otoños en pálidos jardines-,

pero ahora, con la mano en el poema,

os lo confieso: he sido siempre yo

el que salió ganando de todos nuestros tratos.

A cambio de esta luz sabia y serena

con la que la experiencia ilumina las cosas

a mí se me ha llevado

sólo la juventud, ese divino

tesoro que no sirve para nada

-ya lo dijo Mark Twain- puesto en las manos

insensatas de un joven.


sábado, 2 de julio de 2016

Doscientos seis (-haikus- por Aitor Suárez)


206
huesos, dicen que tengo.
Qué despilfarro.

.....

Doscientos seis
goznes. Doscientas seis
piezas de Lego.

.....

Doscientas seis
tuercas. ¿Y de verdad
las necesito?

.....

¡Tanta estructura
-206 ladrillos-
para mí solo!


viernes, 1 de julio de 2016

Fernández (por Saiz de Marco)


Puede que el carpintero Fernández no sea Fernández. Tal vez se apellida de otra forma.

El carpintero Fernández nace en 1782. Aprende el oficio de su padre, con quien trabaja desde niño.

A los diecinueve años se casa con una muchacha del pueblo. Tienen cuatro hijos.

Aunque a su alrededor no es raro golpear mujeres, Fernández no maltrata a la suya.

Pese a ser analfabeto, hace que sus hijos vayan a la escuela.

El carpintero Fernández no engaña a los clientes. Si le encargan un mueble, no miente en la madera ni en las horas empleadas.

Cuando Napoleón, el carpintero Fernández teme ser movilizado. Aprovechando que no hay trabucos para todos, se ofrece a confeccionar camas para los heridos, y así no dispara.

El carpintero Fernández muere de neumonía en 1835, con cincuenta y tres años.

En el cementerio de su pueblo, junto a la iglesia, es enterrado.

Años después el recinto se queda pequeño, sus huesos se exhuman y mezclan con otros. Ahora son anónimos. El tiempo los pulveriza.

Puede que el carpintero Fernández no sea Fernández sino Quesada o García. También puede que no sea carpintero sino herrero o labrador.

El carpintero Fernández, 

el labrador García,
el herrero Quesada 
no salen en los libros. Nadie escribe sus vidas (demasiado planas, demasiado anodinas). 

Para ellos no hay estatuas, mausoleos, calles.

Y de hecho ahora nadie se acuerda de ellos.

Pero existen. Cruzan sin hacer ruido, sin arruinar a nadie, sin traer a otros muerte o desgracia.

Atraviesan el mundo sin dañarlo.

Nada de lo anterior se entiende memorable. Nada de ello es digno de ser registrado.

Aun así estas palabras que quizá nadie lea, prosaicas e incapaces de romper el silencio, te las dedico a ti: carpintero Fernández.