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miércoles, 19 de marzo de 2014

Su cara me suena (por Saiz de Marco)

Tanto tiempo ya,
señora Alegría,
sin saber de usted,
que hasta había olvidado cómo era su rostro,
qué se siente al verlo.

Tanto tiempo ya,
señora Alegría,
que al verla de lejos,
al verla acercárseme,
incluso al tocarla con mis propios dedos…,
no supe que era usted quien venía.

(Su cara me suena,
pero ahora no caigo.)

No me encendí al verla,
no la saludé;
y no vaya a creer que fue por desplante.

No vaya a pensar,
señora Alegría,
que no me alegro de que haya venido.

Fue sólo que al principio no
la reconocí.

6 comentarios:

agridulce dijo...

La alegría viene sigilosamente. No le van el jaleo ni el jolgorio.

Silvio SALVATICO dijo...

Así son las cosas e incluso nadie quiere pasar por alegre , pero cuanto mayor es la desdicha con menos te conformas , Las alegrías son necesarias pero hay que tener cuidado de pensar que se tienen por merecimiento propio , la suerte es el mejor amigo de una persona .
Me gusta SM y por eso hago un comentario .

hAiKu dijo...


Perdonad, sueños,
pues mi obra nunca estuvo
a vuestra altura.

(CUQUI COVALEDA)

Cide Hamete Benengeli dijo...

Pueblo mío, pueblo mío,
tú no tienes alumbrao,
pero tienes unas vacas
que lo dejan tó alfombrao.

Círculo Cultural FARONI dijo...


Presta más atención a la mirada del sabio que al discurso del necio.

(proverbio árabe)

TóTUM REVOLúTUM dijo...


Dejar y abandonar parecen sinónimos, pero son casi contrarios: el segundo término posee un matiz que multiplica la desolación. Se puede sobrellevar que te dejen, pero un abandono es insoportable.


(NEORRABIOSO)