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sábado, 23 de febrero de 2013

Con mi fusil descargado (por Giorgio Caproni)



Hace frío en la historia.
Me gustaría largarme. Adonde,
también yo, con mi fusil descargado,
pueda gritar: "¡Viktoria!"

11 comentarios:

casa de citas dijo...

Alegría no compartida es media alegría.

(TIEDGE)

casa de citas dijo...

Nunca olvido una cara, pero en su caso estaré encantado de hacer una excepción.

(GROUCHO)

Del guión de Casablanca dijo...

-Me detesta, ¿verdad?

-Si alguna vez pensara en usted, sí.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Si el pijotero del sol
se metiera a jornalero
tanto no madrugaría
y andaría más ligero.

TóTUM REVOLúTUM dijo...


Ocupar tierras ajenas es un delito. Salvo que lo haga el Estado, pues entonces es lícito y se llama conquista.

casa de citas dijo...


La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son.

(CHURCHILL)

hAiKu dijo...

Aunque hace frío,
no hay pingüinos ni morsas
en Covaleda.

Anónimo dijo...

Covaleda, provincia de Soria. No hay tampoco osos blancos pero a veces no desentonarían.

Sara T dijo...

Covaleda se encuentra entre las estribaciones de la Sierra de Urbión y las de la Sierra de Resomo, en la provincia de Soria. Dentro de las zonas que se definen en la provincia, Covaleda pertenece a la Subzona de Pinares de la Zona Norte. La altura sobre el nivel del mar es de 1.214 metros y la distancia a la capital de provincia es de 41 kilómetros. La topografía del municipio es muy irregular, debido a que se encuentra entre dos sierras y al hecho de que lo atraviesa el río Duero de Noroeste a Sureste. En cuanto a la altimetría, la altitud media del término está alrededor de los 1.500 metros.

cajón desastre dijo...


Abomino de la posibilidad de vida eterna: el tedio de vivir siempre debe ser inmenso.

(PESSOA)

Fuego de palabras dijo...

No te he tenido más en mí,
que el río tiene al árbol de la orilla;
yo, pasando, me estaba siempre en tu alma;
tú, estando en mi alma siempre, nunca te venías...
Bastaba un cielo ciego, un pobre viento,
para que desaparecieras de mi vida.

(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)