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lunes, 14 de febrero de 2011

Monarquía del silencio (por Elías Letelier)

Asisto al despojo del día
con su luto de marfil herido,
a la ausencia del que no volvió de la guerra,
que sin decir su nombre
quedó clavado en la monarquía del silencio.
Sin ser carpintero ni ir más lejos,
hago todo lo que pertenece al martillo:
me voy de golpe en golpe cantando
por el tajo abierto de la madera.
No tengo que cerrar los ojos
ni amanecer en la hoguera de la noche
para escuchar la navegada voz de la sal
que se ahoga en el imperio del agua.
Concurro al mundo sombrío del espejo,
al murmullo de una vasija rota,
a una figura estática que duerme
en la lengua metálica de un espejo roto;
pero, por sobre todos esos guijarros y derrumbes,
yo acudo a la ansiedad de una campana
que no puede sonar.

10 comentarios:

F. dijo...

"...la navegada voz de la sal". Fine.


PD.- En "Amok" (Acantilado), vienen siete relatos de Stefan Zweig.
En cinco de ellos, el desenlace es un suicidio.
Los otros dos: un soldado muere fusilado por error y un marido burlado entra en el burdel en donde alterna su mujer con un cuchillo en la mano...¿O será una pulsera de oro? El novelista deja un resquicio a la duda. Menos mal.
Entre los renglones serpea -de vez en cuando- una palabra: veronal.
Algunos personajes acuden al fármaco para poder dormir.
Zweig y su mujer se suicidan en un hotel del Brasil en 1942.
Mueren por sobredosis de veronal.
Y así deduzco que el escritor estaba aquejado de un morbo del espíritu que acechaba -silente- entre los surcos del cerebro. Y para desgracia nuestra, lo destruyó.

Un saludo afectuoso, Emilia.

Emilia Alarcón dijo...

Sí, F. Yo también he leído Amok. El soldado al que aludes (francés, del ejército napoleónico) se disfrazó de español tras quitarle las ropas a un cadáver (de un español al que había matado) y, confundido con un enemigo, es abatido por las propias tropas francesas. Fin. Zweig fue un gran europeísta y antibelicista (te recomiendo sus memorias "Un mundo de ayer"), y por eso debió afectarle psicológicamente de un modo muy intenso la II guerra mundial (aparte su condición de judío exiliado, que ni siquiera pudo volver a Austria para ver morir a su madre debido a las leyes antisemitas del monstruo Hitler). Es comprensible que todo esto le desequilibrase y decidiera poner fin a su vida. Una pena.

Otro saludo lleno de afecto para ti, F.

F. dijo...

Lo que hace omitir una coma, Emilia.
Según lo cuento, en el relato de Zweig tal parece que es la prostituta la que "alterna con un cuchillo en la mano".
No le iba a arrendar la ganancia, porque con tal pose pocos parroquianos se le iban a acercar...
Hecha la aclaración, me quedo mucho más tranquilo.

Sorry.

Emilia Alarcón dijo...

Pero güeno, F., se entendía perfectísimamente. Esas ambigüedades las resuelve el contexto. Yo no conozco a nadie que alterne con un cuchillo. Siempre será mejor hacerlo con un buen mozo (o una moza tan fermosa...). Y ahora te dejo, que se me queman las patatas...

Cide Hamete Benengelí dijo...

Al cuerno con la historia y sus delirios.

Yo apuesto por la batalla campal.

Que acaben los troyanos y los tirios

casándose, que son tal para cual.

tERESA pANZA dijo...

Resbalón y tropezón, avisos de caída son.

casa de citas dijo...

Todo hombre es un ser distante de sí mismo.


(NIETZCHE)

Dimes Y Diretes dijo...


En cualquier discusión debería considerarse ganador el que ha aprendido algo.

(GREGORIO LURI)

cajón desastre dijo...


¿De verdad estás completamente seguro de que aquella noche no habrías sido Judas tú?


(SANDRA SÁNCHEZ)

Círculo Cultural FARONI dijo...


La memoria es como el mal amigo: cuando más falta te hace, te falla.

(proverbio macedonio)