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domingo, 14 de noviembre de 2010

Oh muerte mía (por Alí Chumacero)

Si acaso el ángel desplegara
la sábana final de mi agonía
y levantara el sueño que me diste, oh vida,
un sueño como ave perdida entre la niebla,
igual al pez que no comprende
la ola en que navega
o el peligro cercano con las redes;
si acaso el ángel frente a mí dijera
la ultima palabra,
la decisión mortal de mi destino
y plegando las alas junto a mi cuerpo hablara,
como cuando el rocío desciende lento hacia la rosa
al dar el primer paso la mañana,
ya miraría en mi sangre
el negro navegar, la noche incierta,
el pájaro que sufre sin sus alas
y la más grave lentitud: la muerte.
Aun cerca de la íntima agonía
estás, oh muerte, clara como espejo;
más abierta que el mar,
más segura que el aire que entró por la ventana,
más mía y más ajena
por mi sangre y mis brazos
en esta soledad.
Estás tan fértil como niño
que, angustiado, llora antes de ser,
entre la sangre siendo
y por la piel más vivo que la piel;
te llevo como árbol, tierra y cauce,
y eres la savia pura,
la flor, la espuma y la sonrisa,
eres el ser que por mi sangre es
como la estrella última del cielo.

Si acaso el ángel sigiloso
abriera la ventana
te miraría salir interminablemente
como un tiempo cansado
hacia su sombra vuelto,
como quien frente al mundo se pregunta:
"¿En qué lugar está mi soledad?"

Si acaso el ángel me mirara,
abierta ya la niebla de mi carne,
sin nubes, sin estrellas,
sin tiempo en que mecer la luz de mi agonía,
encontraría tan sólo a ti, oh muerte,
llevándome a tu lado, fiel;
te encontraría tan sola a ti, sin mí,
ya sin cuerpo ni voz,
sin angustia ni sueños,
te hallara entonces pura, oh muerte mía.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un buen tanque de zumo para un domingo matinal. No hace falta ir a misa, después de este atracón de melancolía. Un palcer.

Un abrazo.

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Gracias, Pepe. Este diálogo de alguien con su propia muerte -"oh muerte mía"- es realmente turbador. Nos alegra que te siga gustando nuestra selección. Es una selección como cualquier otra, son simplemente los poemas que nos gustaron (tal vez también que nos hirieron, o que nos gustaron porque nos hirieron. ¿Quién sabe?) Otro abrazo para ti.

Anónimo dijo...

La poesía mana de las heridas abiertas.

tERESA pANZA dijo...

Quien mucho analiza, mucho se martiriza.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Me siguió una moza, huí.
Seguí yo a la moza, huyó.
¡Ay, si mi No fuera Sí!
¡Ay, si mi Sí fuera No!

casa de citas dijo...

Dichoso aquel que de joven fue joven.

(SHAKESPEARE)

batiBURRILLO dijo...

Qué bonitas palabras

las que nunca dijiste



las que en medio de la ira

la rabia

el arrebato

conseguiste callar



Qué bonitas palabras

las que guardaste

contuviste

silenciaste



Qué bonitas palabras

las que no fueron dichas

Alifanfarón de la Trapobana dijo...

Yo me metí en una huerta
a comerme una manzana
y me pilló el hortelano
comiéndome a la hortelana.